Desde su creación en marzo de 2020, la organización uruguaya Manos de Héroes ha distribuido gratuitamente más de 80 prótesis de manos y brazos en todo el país. Al dominio de la impresión 3D inicial han sumado la creación del primer brazo biónico fabricado en Uruguay, que también se donará gratuitamente, cuando en el extranjero esas prótesis pueden llegar a los 100.000 dólares. La fundadora y los voluntarios de Manos de Héroes están transformando la discapacidad en un superpoder.
Sostener los cubiertos para poder comer, usar una bicicleta, aprender a contar hasta diez en el caso de los niños, sostener un celular para poder tocar las teclas con la otra mano, atarse los cordones de los zapatos, subirse los pantalones, agarrarse en el ómnibus. Andrea Cukerman, fundadora de Manos de Héroes, y Carla Delpoggio, voluntaria de la fundación, recitan de memoria todo lo que facilita tener una buena prótesis cuando te falta una mano o un brazo.
Todo lo anterior, y mucho más, mejora el día en el que se entrega el colorido artefacto impreso en 3D, pero, sobre todo, lo que cambia y más conmueve, especialmente en el caso de los niños, es la transformación de su vida: “Llegan tímidos y cabizbajos, acomplejados, víctimas de acoso escolar. Y salen convertidos en superhéroes: con manos y brazos de Iron Man, de su cuadro de fútbol o con todos los tonos rosados que una niña pueda imaginar”, explica Cukerman.
En los locales de la fundación en Montevideo, se pueden admirar las prótesis de plástico y colores brillantes, que llevan unos hilos especiales para poder moverse, son ultraligeras y cuesta creer que salgan de una impresora. Pero en realidad, salen de muchas máquinas, porque uno de los grandes talentos que ha desarrollado la fundación en su capacidad de cooperación. Cuando llega una solicitud, piden fotos y medidas, diseñan la prótesis a distancia, ya que la mayoría de las familias no se puede costear el traslado a Montevideo. Y, también de manera virtual, se ponen en contacto con voluntarios, propietarios de impresoras 3D en todo el país, e inician el lento proceso de sacar cada pequeña pieza, con la ventaja de acelerar los tiempos y poder entregar la prótesis cuanto antes.
Es un trabajo difícil, de precisión, pero Carla Delpoggio asegura “que para el día de la entrega el brazo o la mano calzan perfectamente en la mayoría de los casos, y el beneficiario se marcha a su casa con su prótesis nueva”.
Andrea Cukerman, fundadora de Manos de Héroes
Ingeniera en Electricidad de 33 años, Andrea Cukerman fundó Manos de Héroes en marzo de 2020: “Me puse un plazo de un año para lanzar el proyecto y la respuesta fue inesperada: fabricamos 40 manos en 2020”. Redes sociales, notas de prensa, recomendaciones de familiares y allegados: las peticiones de prótesis llegan de todo el país hasta la fundación, de manera incesante y espontánea. La totalidad de las solicitudes vienen de familias humildes, pero Manos de Héroes no pone ningún tipo de barrera económica para ayudar, porque sus prótesis son diferentes, más ligeras que las del resto del mercado, y sobre todo, personalizables en su estética.
Enérgica y carismática, Cukerman es, de algún modo, un enigma. En su familia nunca hubo personas con esa discapacidad, tampoco hubo ningún personal para su decisión de lanzar la organización. Simplemente (y colmo del pensamiento ingenieril), hizo un cálculo sobre la población con este tipo de problemática en Brasil y Argentina (donde había datos), lo extrapoló a Uruguay y decidió que era necesario hacer algo. Así, Andrea Cukerman ayuda a decenas de personas porque puede, porque se lo propuso, porque es lo que hay que hacer y porque el mundo (a veces nos olvidamos) está lleno de gente buena.
El futuro de Manos de Héroes
El futuro de la Fundación está ligado a las personas que vienen ayudando: niños que crecen y necesitan nuevas prótesis, personas que llegan y reciben asistencia en cada etapa de su vida. El compromiso es a largo plazo.
“Los niños piden prótesis de colores, cuando se hacen adolescentes las quieren lo más parecido posible al cuerpo humano. Cuando cumplen 20 años ya piden cosas en negro, o plateado, para afirmarse y llamar la atención. Muchos la usan todos días, la mayoría se la ponen para salir a la calle…»
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